Hablando de hablar
La paradoja del comunicólogo es no poder abrir la boca para pedir lo que necesita, lo que quiere…no digo que sea el caso de todos, el mío si.
Hablar, hablar y hablar….es a eso a lo que me dedico, todos los días por 5 horas diarias. Comunicóloga por gusto, afición, amor y profesión, eso es lo que se supone que hago…comunicar. Que sorpresa, que ironía y que dolor de cabeza darme cuenta que hace mucho tiempo que olvidé como pedir lo que necesito, como decir lo que siento.
No daba crédito… hablo a todas horas, por la mañana, saliendo de cabina, al reunirme con mis amigas, al llegar a mi casa con mi roomie, soy experta en abrir la boca y dejar que las palabras salgan, me siento orgullosa y contenta cada vez que con mis palabras puedo hacer que alguien cambie su forma de ver la vida y abra su visión, le digo sus netas a mi papá sin miedo y… entonces que fue lo que pasó, no logro entender cuando comenzó a pasarme esto, pero se perfecto con quién, identifico el momento de mi bloqueo de poder hablar, de poder expresarme y no me gustaba en absoluto, hace poco más de 4 meses estaba preparándome para hablar, para ser escuchada, para decir todo lo que mi corazón y mi razón me pedían…y…algo inesperado me paró en seco.
Con el antes mencionado Mr T nunca pude hablar, salvo en 2 o 3 ocasiones. No me lo puedo explicar, algo sucedía, me paralizaba por completa, me dejaba sin habla, sin una respuesta, congelada, nada que decir…y lo más frustrante de todo con tantas ganas de hacerlo, de hablar, de decir cosas y no pude hacerlo, como si la situación fuera más fuerte que yo, con un poder absoluto sobre la mayor de mis habilidades, sobre mi como nunca lo había sentido…simplemente no pude hablar jamás y el momento se fue…se fue el momento.
Definitivamente esto es lo que me hace sentir que literalmente tengo algo ahí atorado, lo que a veces me ahoga, lo que simple y sencillamente no tiene caso que se lo diga a alguien más por que no es a la persona a quien debe ser, quien debía escucharme.
Me acostumbré a no hablar, lo cual aunque suene contradictorio a todo lo que he dicho arriba, fue algo maravilloso, un gran regalo, por que me dio la oportunidad de sólo sentir, de no pensar. Un vínculo en el que no importaba hablar, que aunque fuera en contra de mi naturaleza, para ser franca también fue cómodo algunas veces. Hoy no me gusta, no puedo con ello por que fue poco conveniente no comprometerme con mis palabras, no comprometerme con lo que quería decir, incluso con lo que sentía, pero me hizo no ser responsable de los resultado de esas palabras, de lo que fuera a suceder, de su efecto, por que hasta para ello hay que estar listo.
Gracias a las cosas varias que he vivido en las últimas semanas, no hubo de otra, me hicieron hablar a pesar de mi resistencia, gracias Paty, por no dejarme salir de esa oficina sin hablar, sin pedir lo que quería, gracias por hacerme hablar.
Hablar, hablar y hablar….es a eso a lo que me dedico, todos los días por 5 horas diarias. Comunicóloga por gusto, afición, amor y profesión, eso es lo que se supone que hago…comunicar. Que sorpresa, que ironía y que dolor de cabeza darme cuenta que hace mucho tiempo que olvidé como pedir lo que necesito, como decir lo que siento.
No daba crédito… hablo a todas horas, por la mañana, saliendo de cabina, al reunirme con mis amigas, al llegar a mi casa con mi roomie, soy experta en abrir la boca y dejar que las palabras salgan, me siento orgullosa y contenta cada vez que con mis palabras puedo hacer que alguien cambie su forma de ver la vida y abra su visión, le digo sus netas a mi papá sin miedo y… entonces que fue lo que pasó, no logro entender cuando comenzó a pasarme esto, pero se perfecto con quién, identifico el momento de mi bloqueo de poder hablar, de poder expresarme y no me gustaba en absoluto, hace poco más de 4 meses estaba preparándome para hablar, para ser escuchada, para decir todo lo que mi corazón y mi razón me pedían…y…algo inesperado me paró en seco.
Con el antes mencionado Mr T nunca pude hablar, salvo en 2 o 3 ocasiones. No me lo puedo explicar, algo sucedía, me paralizaba por completa, me dejaba sin habla, sin una respuesta, congelada, nada que decir…y lo más frustrante de todo con tantas ganas de hacerlo, de hablar, de decir cosas y no pude hacerlo, como si la situación fuera más fuerte que yo, con un poder absoluto sobre la mayor de mis habilidades, sobre mi como nunca lo había sentido…simplemente no pude hablar jamás y el momento se fue…se fue el momento.
Definitivamente esto es lo que me hace sentir que literalmente tengo algo ahí atorado, lo que a veces me ahoga, lo que simple y sencillamente no tiene caso que se lo diga a alguien más por que no es a la persona a quien debe ser, quien debía escucharme.
Me acostumbré a no hablar, lo cual aunque suene contradictorio a todo lo que he dicho arriba, fue algo maravilloso, un gran regalo, por que me dio la oportunidad de sólo sentir, de no pensar. Un vínculo en el que no importaba hablar, que aunque fuera en contra de mi naturaleza, para ser franca también fue cómodo algunas veces. Hoy no me gusta, no puedo con ello por que fue poco conveniente no comprometerme con mis palabras, no comprometerme con lo que quería decir, incluso con lo que sentía, pero me hizo no ser responsable de los resultado de esas palabras, de lo que fuera a suceder, de su efecto, por que hasta para ello hay que estar listo.
Gracias a las cosas varias que he vivido en las últimas semanas, no hubo de otra, me hicieron hablar a pesar de mi resistencia, gracias Paty, por no dejarme salir de esa oficina sin hablar, sin pedir lo que quería, gracias por hacerme hablar.