Adicta a la adrenalina, comienzo ya a disfrutar de ella en lugar de agobiarme y preocuparme por la forma en que debo sacarla de mi vida, así es, si no vivo al límite la vida no me sabe…esa es la verdad.
Tal vez yo no fui a parar al hospital como tal. Lo que es un hecho es que estos meses me he agarrado de todo lo que puedo, de verdad que he hecho ya de todo. Días intensos en los que todo es un círculo, me desespero. Mil recuerdos de todo tipo en los que parece que no hay salida. Con el paso de los días y afortunadamente la calma viene como algún tipo de sedante y puedo continuar con mi vida.
Viajes constantes a la Paz, con la esperanza de ver si con la distancia desaparecía de mi mente (claro que no sucedió), la lucha mes con mes para que mi sistema inmunológico funcione y no me de nuevamente gripa o algún otro tipo de virus.
Yoga, todo tipo de terapia desde con mi gurú a mi chamba, mis amigas, pararme de cabeza (literal), correr, kick boxing, nuevas amistades, viejas amistades, he hecho e ido a todos lados con tal de quitarme este hechizo de deshacerme de esta enfermedad y todo ha sido en vano por que en momentos parece que lo he logrado o no sé si son los efectos de la anestecia antes nombrada, pero el caso es que desde aquel día me levanto y vuelvo a caer.
Recuerdo bien esa mañana fría de diciembre en la que camino a su casa me daba valor cantando a todo pulmón Sin Documentos, la versión original de Los Rodríguez. Esa parte en la que dice "quiero ser la única que te muerda la boca" (versión Julieta Venegas), instántes más tarde me decía que no, que no era la única…lo peor del caso es que a casi nueve meses despúes sigue siendo totalmente cierto eso que cantaba así como el resto de la canción.
¿Como olvidar? ¿Alguien tiene otro remedio que no sea el tiempo?
Ojala tuviera el remedio, la cura, la medicina. A veces la medicina es la misma enfermedad. Pero bueno, finalmente aquí ya no hay rastro de él así me lo dice su silencio. Por más que trato de quitar de mi piel su olor, en mi corazón aún está su espacio intacto e irremplazable y no sé hasta cuando.
La vida también te ofrece sus similares (sí, como los del doctor Simi...) aunque no es lo mismo, sí logra distraerme, y por si fuera mera coincidencia, con la certeza de que vivir al límite es lo mío, tiene los mismos miedos si no es que más, ya me ha dado un preview o varios de lo que puede ser, y por más que me resisto hay algo que me atrae a vivirlo, tal vez mi similar puede ser mi cura o tal vez me de el tiro de gracia.
De que tuve un gran maestro de cosas maravillosas e intenso entrenamiento de temor a amar, ni dudarlo. Mr T era un cubo de hielo la mayor parte de las veces, salvo en los momentos en que ya no podía pensar, cuando simplemente era y hacía lo que sentía, era una conexión única, completa. Pero volviendo "al similar" (a quien eventualmente tendré que ponerle nombre), no hay garantías de salir ilesa, el terreno es todavía más sinuoso, huelo miedo por todas partes y por supuesto despierta los míos ¿Será que tengo complejo de salvadora de las causas perdidas? Ya lo veremos…
