Patinando y de nuevo Cayendo
Me llevó 5 meses volver a tomar los patines e intentarlo de nuevo, ayer fue “el día”. Decidida, me los puse y anduve por un terreno igualmente desconocido, con sus subidas y bajadas pero segura y confiando en mi equilibrio, e intuición, intentándolo. Por momentos me daba miedo y deseaba la compañía de alguna amiga, por aquello de si el terreno se ponía más rudo, y caía, aunque sé que ellas de cualquier forma estarían si es que hubiera tal…
Todo iba bien, yo quitándome los miedos, dejándome llevar, arriesgándome a subir y subir hasta cierto punto, digamos que con cierta precaución, por que también pensaba en la bajada, podría ser muy rápida y todavía no estoy lo suficientemente lista para ir a toda velocidad, al menos no en ese terreno que aunque podría ser, no era el momento.
Todo iba bien, yo quitándome los miedos, dejándome llevar, arriesgándome a subir y subir hasta cierto punto, digamos que con cierta precaución, por que también pensaba en la bajada, podría ser muy rápida y todavía no estoy lo suficientemente lista para ir a toda velocidad, al menos no en ese terreno que aunque podría ser, no era el momento.
Me di por complacida, me sentí contenta de intentarlo y sentirme tan bien, hasta que, probando la forma de frenar, perdí el equilibrio y caí de sentón. Vino el coraje, el enojo conmigo misma, las ganas de llorar y decirme a mi misma –no, otra vez no-, parecía que la historia se repetía. Vino a mi la sensación de un dolor ya conocido y el auto regaño por que en un descuido toda la cautela y tiempo que me he tomado para sanar y recuperar mi confianza valió gorro gracias de nuevo a mi indomable y deseoso corazón. Volví a caer, cuando lo que yo ya no quiero es volver a caer. No hay duda en que se levantarme y lo hago, el punto es que ya no quiero caer, ya me he caído muchas veces, ya sé que duele, ya sé a que sabe y ahora quiero vivir lo otro, según lo que intuyo estoy lista.
Al momento de mi caída, tanto en ésta como en muchas otras, ahí estaba él incondicionalmente para darme su mano y rescatarme, con tono a medio regaño y sin intensidad, pero siempre ahí para mi cuando más lo necesito, protegiéndome, cuidándome, siempre leal, siempre firme con lo que siente por mi.
Como un presagio, en mi mente la idea de que podría tratarse de una premonición, algo anunciado. Aún así me levanté y seguí confiando e intentándolo ya que el golpe esta vez no me dejó totalmente paralizada, pero sobre todo por que quise creer en la petición de un voto de confianza solicitado. Después del desayuno, aún seguía con los patines, de vuelta al coche y no habiendo muchas opciones, continué patinando y lo hice muy bien.
Tal y como ya se me anunciaba, unas horas después llegó el fin de un efímero pero posible y maravilloso chance que me di de vivir, de esos que te permites por que sientes que lo vale.
Esta vez el golpe fue en seco, dolió pero apenas un raspón, auque estuvo más leve, sigo sorprendida (ojala nunca se me haga algo normal) y algo adolorida, pero sé que lo detuve a tiempo y supe hablar, defenderme y refrendarme mi amor ante todo sin permitir que jueguen conmigo.
Tampoco llevaba casco, ni muñequeras, ni rodilleras nada de protección, sólo precaución. Mis amigos dicen que si pretendo seguir patinando es mejor que compre el equipo necesario por que seguro al menos en lo que reaprendo a patinar me seguiré cayendo...será? yo no lo creo, pero por si acaso, voy a invertir en el.
Al momento de mi caída, tanto en ésta como en muchas otras, ahí estaba él incondicionalmente para darme su mano y rescatarme, con tono a medio regaño y sin intensidad, pero siempre ahí para mi cuando más lo necesito, protegiéndome, cuidándome, siempre leal, siempre firme con lo que siente por mi.
Como un presagio, en mi mente la idea de que podría tratarse de una premonición, algo anunciado. Aún así me levanté y seguí confiando e intentándolo ya que el golpe esta vez no me dejó totalmente paralizada, pero sobre todo por que quise creer en la petición de un voto de confianza solicitado. Después del desayuno, aún seguía con los patines, de vuelta al coche y no habiendo muchas opciones, continué patinando y lo hice muy bien.
Tal y como ya se me anunciaba, unas horas después llegó el fin de un efímero pero posible y maravilloso chance que me di de vivir, de esos que te permites por que sientes que lo vale.
Esta vez el golpe fue en seco, dolió pero apenas un raspón, auque estuvo más leve, sigo sorprendida (ojala nunca se me haga algo normal) y algo adolorida, pero sé que lo detuve a tiempo y supe hablar, defenderme y refrendarme mi amor ante todo sin permitir que jueguen conmigo.
Tampoco llevaba casco, ni muñequeras, ni rodilleras nada de protección, sólo precaución. Mis amigos dicen que si pretendo seguir patinando es mejor que compre el equipo necesario por que seguro al menos en lo que reaprendo a patinar me seguiré cayendo...será? yo no lo creo, pero por si acaso, voy a invertir en el.