Todas mis relaciones han terminado si no con un final feliz de principio, al menos si con el tiempo bastante bien, como lo dije anteriormente con todos me llevo bien, a todos les hablo, no los frecuento, pero cuando llaman o nos encontramos siempre me ha dado gusto verlos y saludarlos, saber como va su vida y en algunos casos he podido ser testigo de la familia que han formado, excepto con uno con quien traté e hice todo lo que he podido para estar bien o digamos en paz, a cambio he recibido indiferencia y hasta cierto rencor de su parte, ni hablar, estoy tranquila por haber intentado cerrar bien pero para eso se necesita que las dos partes estén en la misma sintonía.
Con Mr T, era un caso aparte, pensé en todo este tiempo que tal vez era hora de aprender a cortar de tajo por primera vez y ya que él ha sido un gran maestro para mi, posiblemente esta era otra de sus lecciones, lo asumí así, ya que en repetidas ocasiones fui cuestionada por varios por quedar bien con la pregunta hasta cierto punto juiciosa de –como puedes seguir hablándole a tu ex???, ya se acabó bye, cada quien su vida y no vuelves a saber de él-, muchas veces me pregunté si eso de quedar bien y seguir en contacto era una conducta extraña de mi parte, pero no veo la necesidad de quedar mal menos cuando compartiste momentos de tu vida con esa persona.
En eso estaba, aprendiendo a cortar de tajo y de una buena vez por todas cuando…el viernes por la noche después de media botella de vino tinto, mi primer deseo fue llamarle, en el inconsciente consciente, tomé el teléfono, sólo que…había borrado sus números en el mismo instante en que se acabó todo, en el momento en que decidió irse de mi vida, cabe resaltar que es la primera vez en mi historia que hago esto aunque no lo haya borrado de mi vida y claro que no soy tan bestia, lo apunté en mi palm por cualquier cosa. El punto es que para ese momento de comunión con el vino tinto, no estaba en mi lista de contactos y el hecho de pensar en ir por la agenda me hizo pensarlo y desistir, así que me dije a mi misma, -esta es una señal de que no debo cometer el típico error de quinceañera- (sin agraviar a las lectoras de la edad), pero al menos en una noche como esas evité la tentación de hacerlo valiéndome un pepino lo que pensará el sujeto en cuestión.
Mi sorpresa fue hoy cuando recibí una llamada totalmente inesperada, y repito, como el número ya no estaba en mi teléfono, no lo reconocí y contesté. Es poco lo que puedo describir por todo lo que sentí al escuchar su voz, todo bueno por supuesto, pero no hay palabras, estoy agradecida. Reiterando una vez más que prefiero siempre quedar bien, por fin hablando, escuchando, perdonando y seguir amando…gracias por esta llamada y por las palabras, me hacía tanta falta.
Curiosamente esta mañana desayuné con mi primer ex, si, ese que me encontré en el super…tendrá algo que ver? Ya saben, nada es casualidad.